Todos tenemos proyectos o sueños que se transforman en objetivos hacia los cuales nos acercamos día a día: nuestra futura casa, la educación de nuestros hijos, la calidad de vida actual o futura, los bienes que fueron conseguidos producto de nuestro trabajo.
Llegar a tomar conciencia de estos sueños y más aún de la posibilidad de que queden inconclusos ante circunstancias que no queremos imaginar no es una tarea fácil. En Binaria asumimos ese desafío con orgullo, proponiendo una alternativa distinta, que exprese el amor y deseo de acompañar siempre a quienes más queremos a través de la protección que un seguro de vida puede brindar.
Creencias que generan la falta de protección adecuada.
1. Hasta que no tenga hijos, no necesito asegurarme.
La cobertura puede ser más amplia que el seguro de vida en sí, asegurando una protección para vos en caso de un accidente o una enfermedad que generen lesiones serias, o una situación de invalidez que te impida seguir trabajando. Además, hay situaciones que van más allá de tener hijos o no, como la resolución de deudas pendientes, asistencia económica a padres, suegros u otros seres queridos, disponer de una donación para alguna entidad, entre otras. Por otra parte, tomar una cobertura a una edad temprana determina, en ciertos productos, un valor sensiblemente menor que si se contratara más tarde.
2. Tengo otras prioridades económicas.
La dificultad para destinar parte del presupuesto personal a un seguro de vida habla de la complicación que significaría para la familia, en el caso de que no estuvieses, afrontar esas obligaciones que hoy te hacen postergar la contratación de una protección.
3. Soy ama de casa y no genero ingresos.
La tarea que realizan cotidianamente las personas que no generan ingresos evita egresos de diversos tipos. En el caso de un ama de casa, su ausencia puede hacer surgir la necesidad de contratar una o más personas que se ocupen de los chicos, de la casa y demás tareas a resolver. Y si el cónyuge decide trabajar menos horas, quizás deba enfrentarse una reducción de ingresos.
4. Tengo seguro de vida en mi trabajo.
Un buen beneficio, aunque suele ser colectivo. Generalmente no es personalizado, por lo que puede no contemplar las necesidades individuales. Por otro lado, esta protección puede extinguirse por voluntad del empleador o al cambiar de trabajo.
5. Tengo un seguro con capitalización y si lo doy de baja para cambiarlo pierdo dinero.
La vida evoluciona y las necesidades van cambiando. Por este motivo es que se recomienda revisar periódicamente el nivel de protección con el que se cuenta. No se trata de dar de baja la cobertura con la que contás, sino de actualizarla según el análisis de necesidades, complementándola.
6. Es una decisión para otro momento.
Postergar la decisión suele terminar en que no se concrete la protección frente a aquello que no sabemos cuándo ocurrirá. Por eso es importante asegurar hoy el futuro.
7. Mis hijos ya son adultos.
Una vez lograda la independencia económica de los hijos, un seguro de vida puede proteger su herencia o liberarlos de otros gastos (como la sucesión de bienes o el mantenimiento del cónyuge o de los padres del asegurado). Por otra parte, podría ayudarlos a completar sueños que vos querés acompañar.
8. Voy a generar mi propia protección, ahorrando lo que pondría en un seguro de vida.
Si se genera el ahorro suficiente, será una protección efectiva. Lo que esta alternativa no permite contemplar es lo imprevisto. Con un seguro de vida, desde el primer día de ocurrir el fallecimiento el 100% de la suma asegurada se encuentra disponible para los beneficiarios. Lo mismo aplica para las cláusulas que protegen al titular en caso de accidente o invalidez.
9. Prefiero un seguro en el exterior.
En la Argentina, la contratación de seguros en el exterior es ilegal y está penada. Estas empresas no tienen presencia en nuestro país y no están sujetas al control de los organismos oficiales.
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